2010 fue un año repleto de historias, de amor y desamor, de proyectos que no salieron y de otros que llegaron a ponerse en marcha, de ilusiones y desilusiones. Un año en el que he conocido gente maravillosa, y buenos amigos partieron al extranjero dejando un gran vacío, a pesar de que las verdaderas amistades no las separe el océano.
La valoración que hago del año que acabamos de dejar es positiva, a pesar de todo el pesimismo que nos ha acompañado por la desastrosa situación económica y laboral que vive el país.
Espero que 2011 nos regale muchas alegrías y prosperidad. Nunca antes lo he deseado tanto y tan sinceramente como en esta ocasión.
Ahora sólo queda cumplir las promesas que le hemos hecho al año, sonreír más e intentar mantener una mente positiva.
¡Feliz 2011!
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